El universo nos nace en cada instante.

Hace apenas unos días, en las instalaciones del Senado de este inmenso país de países que es México se produjo un precioso, un inmenso encuentro, fueron muchas las asociaciones que compartiendo su espacio se unieron a COMNAPAZ para crear, para soñar un nuevo contexto, un nuevo lugar para vivir y amar.

Muchos fuimos los presentes, pero lo bonito, tierno e impresionante fue el respeto, el amorcito, la sensación mágica de la unión, de la fusión de los corazones. No era un proyecto ni dos, ni montones, Eran sonrisas que uní­an los corazones. Había tantas tendencias, tantas ideas, tantas emociones, que sólo pudimos al final aplaudir, aplaudir y festejar este espacio de cambio de realidades que se está creando en México y en el mundo. Hoy, ahora y lo mejor, sin aquellos que llaman a la Paz por otras razones que las de crecer y creer en un mundo sin arrogancia, sin pistolas, ni matones. En un mundo donde la corrupción no rompe familias, ni corazones, donde la risa de un niño vale mas que millones, donde pasear bajo la Luna, no es estar en la luna, sino en uno de esos hermosos rincones que recorren los pueblos y ciudades del mundo, en busca, de eso que nos roban, los corazones.

¿Cuantos niños maduran rotos sus corazones?, ¿Cuantos en las escuelas sufren, viven la extirpación del concepto de amor, ese, del que están llenos sus corazones?.¿ Cómo van a cambiar el mundo si muchos de ellos ya llegan mutilados y sin sus amores?. ¿Cómo vamos a cambiar el mundo, si no nos damos cuenta de que es de AMOR, de lo que están sedientos nuestros corazones?

Qué es, de amor a la risa, a la mirada limpia, al sentir esas pulsaciones. Que No nos engañen, que no quiebren nuestros corazones, que la brisa, esa que tienen  los seres de luz que llenan nuestros colegios y rincones. Esas son las sagradas, las que el universo nos envía para poder sanar nuestros propios corazones.

 

©Teo. San José. 2.012.

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